viernes, 22 de mayo de 2009

El milagro de Harlem

¿Hay remedio? ¿Es posible revertir el actual estado comatoso de la educación en España? ¿Podemos hacer algo?
La falta de disciplina, la dificultad de concentración, el desprecio a la memoria y las humanidades y los bajos resultados en matemáticas forman parte de un virus que, como esta gripe globalizada que padecemos, se extendió por todo el mundo. Aquí, el virus tomó distintos nombres, la LOECE, la LODE, la ESO, la LOGSE, pero todo viene de la misma cepa: entender que el conocimiento se podía adquirir aunque fuera disminuyendo, a cada reforma, el nivel de esfuerzo. En otros países, esa pedagogía de la infantilización cundió, sobre todo, en los barrios pobres, mientras la clase media siguió optando a una educación de calidad; aquí, el nivel bajó en todos los sectores. En eso podemos decir que somos democráticos.
He aquí una interesante experiencia en el barrio más pobre de Nueva York, Harlem. Alguien se atrevió a decir que era posible y a obrar en consecuencia.
Un grupo de profesores americanos decidieron poner fin, en la medida de sus posibilidades, a la catástrofe sesentera y crearon hace unos 10 años una serie de escuelas en barrios populares que han generado un debate interesantísimo. La primera de las escuelas, Promise Academy, se creó en Harlem. Ellos huyen de esa idea paternalista que consiste en creer que hay que rebajar el nivel según bajan las posibilidades económicas. El claustro de profesores exige a los padres un compromiso activo: admite al estudiante siempre y cuando sus padres estén dispuestos a hacer un esfuerzo para mejorar su educación. Opinan que la formación académica no es ajena a la de valores y modales, de forma que el alumnado tiene que aprender a mirar a los ojos cuando se le habla, sentarse adecuadamente, estrechar la mano de la persona que se acaba de conocer, tratar con respeto al profesor y, por supuesto, ir vestido al colegio como un escolar, no con una media en la cabeza, por aquello de que hay que respetar la idiosincrasia de la cultura afroamericana. Los resultados se mostraban el otro día en el New York Times. El columnista, David Brooks, no contenía su entusiasmo, llamaba al fenómeno: "El milagro de Harlem".  Esos alumnos aprenden a comportarse de tal manera que su lenguaje corporal indique que tienen cultura y educación.

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