viernes, 16 de octubre de 2009

Meditaciones de fin de semana para profesores y padres

Sigo con Augusto Cury y sus interesantes segerencias
Poner música ambiente en las aulas para desacelerar el pensamiento de los alumnos o enseñar a los profesores a expresar en clase los rostros del conocimiento, como sus propios desafíos o angustias.

Los profesores deberían ser entrenados para encantar a los alumnos, para poder teatralizar las clases y utilizar una tonalidad de voz que no sea monótona. Eso significa gastar entre 5 o 10 minutos por semana para hacer una pausa. No dar clases de física o de matemáticas, sino contar algún periodo de su vida para estimular los registros privilegiados en el inconsciente de los alumnos.


Que hablen de los días más difíciles de su vida, los momentos de crisis como pérdidas personales o frustraciones. Es fundamental. Todos los profesores que de alguna forma nos marcaron son personas que transmitieron sensibilidad y fueron humanizados. Si gastan este tiempo hablando de sus historias podrán ayudar a los alumnos a entender que la vida es como una pieza teatral existencial, hay risas y llantos, lágrimas y aplausos, fracasos y éxitos…

Los educadores deben hablar sobre sus lágrimas para que los adolescentes aprendan a llorar las suyas. También deben hablar sobre sus fracasos para conquistar a los adolescentes.


Las personas próximas son las que más nos decepcionan, y más daños pueden causarnos. Hay que aprender que detrás de una persona que hiere, hay una persona herida. Nunca hay que exigirnos más a nosotros mismos, las peores personas son las que se convierten en verdugos de si mismas. También hay que aprender a contemplar lo bello y a hacer de las pequeñas cosas un espectáculo para nuestros ojos. La emoción es la más democrática de todas las funciones psíquicas.

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