"Casi todas las historias colocan a las mujeres y a las niñas en una situación pasiva en la que el protagonista, generalmente masculino, tiene que realizar diversas actividades para salvarla". (Luz Martínez Ten, secretaria de Políticas Sociales de FETE-UGT).¿Eran Hans Christian Andersen, los hermanos Grimm o Charles Perrault unos machistas incorregibles, que bajo sus inocentes historias seguían un perverso programa para sostener y reproducir la sociedad patriarcal? Por supuesto que no, dicen los responsables del Ministerio de Igualdad, el Instituto de la Mujer y el sindicato FETE-UGT, son perfectamente corregibles.
"Que a las niñas les gusten las muñecas y a los niños los coches, y que las enfermeras sean mujeres y los mecánicos, hombres, es cuestión de educación".Así que a corregir Cenicienta, Blancanieves y Hansel y Gretel, para fomentar la igualdad y prevenir la violencia de género. Para ello editan una guía para el profesorado, Educando en la Igualdad, 42.000 ejemplares a repartir en las cuatro lenguas del Estado.
“Los niños corren y nos jalan el cabello”, “los niños nos pellizcan a las niñas”, “los niños nos pegan”. Así responderían las niñas cuando los psicopedagogos les preguntan sobre el tema. A partir de encuestas como esa los responsables de Educación quieren que los profes intervengamos en el asunto pues:
"La educación es el instrumento para conseguir una igualdad real y efectiva entre hombres y mujeres", (Isabel Martínez, secretaria general de Políticas de Igualdad).Aquí un ejemplo de cómo modificar el cuento clásico, La cenicienta que no quería comer perdices.
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