En los centros educativos tenemos muchos problemas, algunos difíciles de abordar. En general, como no se resuelven, hay un resquemor de fondo, una protesta muda en los pasillos, en el bar, en el claustro alguna que otra vez. Sin embargo, algunos comienzan a discutirse en el foro abiertamente, sin las mordazas de los clichés ideológicos. El último debate es el de qué se hace con los alumnos brillantes. Este es uno más de los sectores de la diversidad, junto con la cultural, la social y las dificultades de aprendizaje, pero que por la restricción ideológica dominante no se le tenía como objeto de debate. A los chicos listos no se les contemplaba como grupo de especial atención.
Tenemos uno de los sistemas educativos más integradores y equitativos, pero también somos uno de los países con menor porcentaje de estudiantes brillantes. Según el informe PISA 2010, en España tan solo hay un 3% de alumnos brillantes frente al 8% de la media de los países de la OCDE. Según este estudio parece que en España no estamos atendiendo el talento de forma adecuada. Hay consenso sobre la necesidad de cambiar este rumbo, pero el debate estriba en cómo hacerlo.
¿Pero no es uno de los objetivos más interesantes de la educación, como dicen los autores de esta tribuna, llevar a cada alumno a desarrollar al máximo sus capacidades?
Se consideran alumnos de altas capacidades a aquellos que trabajan y aprenden a mayor ritmo, con mayor profundidad y con mayor amplitud que los demás, sobre todo cuando trabajan un tema de su interés. Nacen niños con talento en todas las clases sociales y en todos los lugares y es la educación, el estudio y el esfuerzo en el sentido más amplio lo que va a hacer que esas capacidades se vayan desarrollando o se vayan perdiendo.
Los modelos genéricos que existen para atender a los alumnos de altas capacidades en los países desarrollados son tres:
La aceleración del aprendizaje, que podríamos resumir en un salto de curso.
El enriquecimiento en todas sus modalidades, ya sea dentro del aula, ya sea en horario extraescolar, en algunas materias.
La agrupación por capacidades, casi siempre en función del rendimiento académico de cursos anteriores.
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