martes, 16 de septiembre de 2008

Calma chicha

Un golpe de viento me recibe al bajar del tren. El Prat es más frío que Castefa. Se han arrugado los días del sudor. Comienza el mundo a moverse con lentitud, a veces, de forma explosiva, de tanto en tanto, en la mente del adolescente. El profesor es como un pararrayos de su inquietud. Difícil papel, mantener la calma, ofrecer la seguridad ficticia que es la vida corriente, regulada, rutinaria. No es extraño que no acepten, a menudo, esa versión confiada de la realidad, cuando intuyen que hay algo falso detrás de todo eso.

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