Clase de ciudadanía. Miro los libros. Aún por estructurar, sin un contenido preciso. Poco útiles para un profesor que quiera convertir esas clases en algo provechoso para los alumnos. Una retahila de conceptos al uso de la neolengua de lo políticamente correcto. Un refrito de las antiguas éticas. Se trata de formar ciudadanos al gusto de quien nos manda. Buenas intenciones en lo formal -debate, racionalidad-, dirección ideológica de fondo.
Les pregunto por sus intereses. Diez posibilidades que ellos apuntan por su cuenta. Familia y amigos, de forma abrumadora. Algunos destellos del enmascarado deseo: ver todos los partidos del Barça, ser feliz.
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