Un debate se abre en España. Antes ya se había producido en Francia, Inglaterra, Italia, Portugal o Estados Unidos. Aquí llega con algún retraso. ¿Es posible aprender en casa todo lo que se enseña en el colegio? ¿Pueden un padre o una madre sustituir a los profesores en la evaluación de sus hijos?
Suele haber cuatro clases de razones para que los padres prefieran educar a sus hijos en casa: motivos ideológicos o religiosos, formas de vida alternativas, desencantados de la escuela que creen que pueden hacerlo mejor o quienes se adaptan, por ejemplo, a un difícil horario por estudios artísticos o deportivos.
Los padres aducen además motivos particulares y hay que escuchar cada caso.
Los defensores de la escuela pública ponen sobre la mesa palabras mayores: "Los padres no pueden dar la educación que quieran a sus hijos porque no son de su propiedad; esa educación también compete a los poderes públicos y no puede ser un subterfugio para que los padres tengan carta blanca". Cabría objetar que los niños tampoco son propiedad del estado. Una objeción más inteligente dice que "La escuela es más que un proveedor de desarrollo personal: es un mecanismo de cohesión social".
De momento, en España, la escolarización es obligatoria, salvo en tres circunstancias: enfermedad del alumno, vida itinerante o residencia en el extranjero.
miércoles, 22 de octubre de 2008
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