Las principales conclusiones son bastante obvias, por ejemplo que los alumnos actuales son peores que los de hace unos años, o que el sistema de oposiciones no es el adecuado -siempre lo han pensado quienes las tienen que hacer y quieren que se valoren más los años de docencia en sustituciones e interinajes que el concurso en igualdad de condiciones.
Más interesante me parece que un alto porcentaje de docentes, El 74%, considere que su esfuerzo es el principal motor para progresar y que manifiesten no encontrar respaldo en otros profesores o en la Administración educativa. O que el porcentaje de maestros que considera que los nuevos profesores no tienen la vocación de antes, aumente con los años de experiencia. Siempre se ha pensado, a veces de forma injustificada, que lo que venía detrás era peor.
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