¿Cómo pueden contribuir los padres en la educación de sus hijos? Para empezar, alimentándolos mejor. Un estudio revela la estrecha relación entre alimentación y rendimiento escolar. 7 de cada 10 adolescentes toman un desayuno deficiente, dice el estudio.
El estudio establece varias categorías de desayuno:
a. completo (cubre el 25% de las necesidades diarias de energía e incluye alimentos de cuatro grupos: lácteos, cereales, frutas y aceites),
b. buena calidad (contiene los cuatro grupos pero no llega al 25% del aporte energético),
c. mejorable calidad (alimentos de tres grupos),
e. insuficiente calidad (sólo de dos),
f. mala calidad (no se desayuna).
El trabajo revela algunas cosas interesantes. Por ejemplo que las chicas desayunan peor que los chicos: el 8,33% de las de 15 a 17 van al colegio sin haber tomado nada. Y que cuanto mejor es el desayuno mejor es la nota media (6,18 para los que desayunan mal y 7,17 para los que toman un desayuno completo). Por asignaturas, a mayor calidad del desayuno, mejores notas en las asignaturas que precisan mayor concentración.
Además de interferir en el rendimiento escolar, un mal desayuno puede causar problemas metabólicos, bajadas de presión arterial, hipoglucemias, apatía, fatiga y obligar a comer más de la cuenta al mediodía, lo que sobrecarga la actividad de otros órganos como el páncreas.
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