Qué queda del cielo azul inviolado, del verde de los ríos impoluto, del rosa bermellón de las mejillas. Este partido o movimiento político que procede del viejo PSUC antifranquista, llamado IC, Iniciativa per Catalunya, basa todo su poder de convocatoria en el eco que despiertan las palabras, en la neolengua con que está fosilizando la vida política catalana. Sus políticos y militantes son virtuosos de la ecología, la solidaridad y la sostenibilidad. En la práctica política son perfectos inútiles, todo departamento polñitico que tocan lo inutilizan: la gestión de la sequía en el verano pasado fue un derroche y un desastre; la velocidad variable es una farsa, pero donde han rozado el ridículo y la tragedia ha sido en la
violencia gratuita y arbitraria contra los estudiantes anti Bolonia. Con su ineficacia e hipocresía han contaminado y envilecido al resto del Tripartito, el gobierno que no les controla.
De su incapacidad para gestionar los asuntos públicos y de su incompetencia da cuenta esta frase del responsable de la policía autonómica, que repartió leña a ojo,
un tal Rafael Olmo, bajo el que se escuda el conseller Saura:
a veces resulta difícil distinguir a los periodista porque muchos manifestantes también llevan cámaras.
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