martes, 16 de marzo de 2010

¿Qué pasa con la Historia?

Se abusa tanto de la historia, tanto quiere el poder ponerla a su servicio que al final pasa lo tenía que pasar, que la gente desconfíe, la abandone y no la vea como una ciencia sino como criada de la política. Lo que cuenta Pierre Assouline en su blog, pasa en Francia, pero es aplicable a lo que aquí ocurre.
Retrocede en la educación secundaria, donde ya sólo es una asignatura optativa para los estudiantes de la rama científica; se desploma en la educación superior, donde el número de alumnos disminuye drásticamente; sufre tanto en la publicación académica como en la general;  y ahora es objeto de una recuperación y una manipulación sistemáticas por motivos meramente ideológicos tanto por parte del Elíseo como por las asociaciones de la memoria. En resumen, el futuro a corto plazo no es brillante. Quedan las revistas académicas. El estudio realizado por el Groupement français de l’industrie et de l’information pour Adonis (CNRS) sobre “La publicación científica francesa en ciencias humanas y sociales” no se limita a señalar con el dedo la escasa cultura digital de los editores, el declive demográfico de los investigadores y su incapacidad para romper las barreras académicas, para reunir una comunidad de intereses más allá de los estrechos límites de una disciplina: sino que el resumen del informe destaca el aumento de la la lógica evaluadora de la investigación y de los investigadores. La evaluación! La palabra es vilipendiada. La pregunta ahora es saber si los organismos de evaluación integraran las características de las ciencias sociales a la hora de determinar sus criterios de juicio o si simplemente se va a importar el modelo que ya está funcionando en la ciencia de la materia, el universo y la vida.

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