jueves, 10 de marzo de 2011

El Estado en la alcoba

Esa cansina persecución de la Iglesia y sus tradiciones, acaso por la necesidad de oponer un contradictor poderoso a las debilidades de nuestra ideología. El Estado en la alcoba. Si el Estado no enseña sexualidad, la Iglesia lo hará. No hay manera de que nos dejen tranquilos, a solas con nuestros placeres o nuestras angustias. Se preguntan:
¿Quién debe encargarse de la educación sexual: el Estado, los médicos, los psicólogos, la Iglesia? ¿Es acaso una simple cuestión de elección de los padres? El problema es que la educación sexual que prefiere la Iglesia rechaza la que proponen la mayoría de especialistas de la salud y la psicología. Y viceversa. 
¿Por qué han de meter a la Iglesia en este asunto? Hace mucho que no pinta nada en las clases de biología o en las de filosofía o en las de sociales. Si acaso, en los colegios católicos, pero eso tiene que ver con la libre elección de los padres. No les importan los padres, ellos tienen una misión superior, si se lee con atención, lo que pretenden es ocupar cada uno de los espacios que la Iglesia ha ido perdiendo, otra forma de totalitarismo:
"Sin duda, creo que debe haber educación sexual en la escuela desde edades tempranas, con independencia de las creencias de los padres. Sin embargo, dudo que las escuelas vayan a meterse en esos problemáticos territorios. La educación sexual no es posible sin moralidad. Incluso si piensas en términos puramente biológicos y médicos, hay distintas visiones de la ciencia y la medicina. De hecho, no debe tratar únicamente sobre información neutra, sino que debe ofrecer también una guía para manejar los sentimientos y experiencias sexuales".  Lutz Sauerteig, profesor de la Universidad de Durham.
 Una guía para manejar los sentimientos y experiencias sexuales, pues eso.

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