Hay un rumor social, de los padres, de las familias, en contra de los experimentos en la escuela, en contra de la rutina de las jornadas laborales regladas. Sin embargo, la escuela es un lugar de aprendizaje, de socialización y un lugar donde se puede descubrir o potenciar las capacidades de los chavales. La rutina escolar acomodada a la vida laboral familiar no es negativa, forma parte del aprendizaje del código social, de la utilidad de las costumbres, pero de vez en cuando conviene romperla para quebrar el amodorramiento, la tendencia a la pereza y el conformismo. En Cataluña esta es la llamada semana blanca, la primera y la última, según ha anunciado la consellera del ramo; Castilla se conforma con dos días, llamados de carnaval. Probablemente la primera opción sea más útil, se pueden programar actividades interesantes; los dos días carnavaleros son días de fiesta sin más.
Contra lo que se pueda pensar, los profes en Cataluña tienen que recuperar esos días en la primera semana de junio y los niños, si así lo desean los padres, pueden realizar actividades que por lo poco que he podido comprobar, sobre todo en primaria, si están bien organizadas son divertidas e instructivas.
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