lunes, 28 de marzo de 2011

Fracaso escolar

Esta carta,
Me preocupa, como docente, el problema del abandono escolar del que tratan en la sección Sociedad/Educación el 21 de marzo. Efectivamente, la escuela está obligada a compensar las desigualdades sociales y el espejismo de un contexto económico que, hasta hace poco, invitaba a abandonarla antes de tiempo. Pero la cruda realidad es que no lo cumple. Los estudios realizados al respecto concluyen que las medidas contra el fracaso escolar en primaria y en el primer ciclo de la ESO son insuficientes o ineficaces, y que la repetición de curso es inútil. Seguramente es así, pero nadie parece reparar en la cantidad de cambios que conlleva el paso de primaria a secundaria, cambios que desubican, desconciertan y arrastran a muchos adolescentes -no siempre con antecedentes problemáticos- a ese fracaso.
Los institutos se han convertido en centros "multiusos" que deben gestionar prácticamente todos los tipos de enseñanzas desde primaria hasta la Universidad, con alumnos de edades e intereses muy dispares y profesores desbordados que lo mismo deben enseñar los rudimentos de su especialidad, atendiendo a la vez a alumnos con problemas de aprendizaje o de comportamiento -tarea para la que la mayoría no tiene ni vocación ni formación-, que preparar a alumnos preuniversitarios. Hay que reorganizar los centros ya existentes imponiendo cambios más paulatinos, separando las distintas enseñanzas -ESO, PCPI, ciclos formativos de FP y bachillerato- y dotándolos de los recursos y de los profesionales adecuados para cada una de ellas, como hacen otros países con índices mínimos de fracaso y abandono escolar. HORTENSIA GARCÍA - Ávila 25/03/2011
Y esta otra,
No hace mucho los ministros europeos de Educación se reunían para hablar de "fracaso escolar", definido como el porcentaje de estudiantes que no acaban la ESO o, en otra variante, no obtienen un título de grado medio. Este es, sin duda, un problema importante en España, pero menos grave que el "fracaso de la escolaridad": la incapacidad para escribir, comprender, operar, razonar de los que sí superan esas etapas educativas. Es trivial arreglar el primero de estos "fracasos" a expensas del segundo: ¡se rebaja la exigencia hasta que entre el porcentaje deseado y listo!
Como no podía ser de otro modo, la pobre formación adquirida en Secundaria no ha tardado en repercutir en el nivel de la enseñanza universitaria. Pero no hay problema: en el recién presentado informe La Universidad en cifras 2010 se concluye con complacencia que el rendimiento de nuestro sistema universitario se encuentra entre los mejores del panorama internacional (con un 79% de "éxito" matriculados, frente a un 70% en la OCDE), ¡y además con poca inversión! Hasta que llegue una prueba de referencia (análoga a PISA) y se nos caigan los palos del sombrajo. El proceso de socialización de la educación culminó con éxito hace años, y los escasos intentos de progresar en la segunda fase, la "búsqueda de la excelencia" que dice el ministro de Educación, son rápidamente ahogados por la oposición de cierta pedagogía igualitarista-a-la-baja, pero supongo que biempensante, al grito de ¡segregación, elitismo! JOSÉ A. DE TORO SÁNCHEZ - Ciudad Real - 27/02/2011

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