miércoles, 26 de septiembre de 2012

Dar clase


        “A pesar de que sólo iba a enseñar fundamentos de gramática y composición a un grupo poco selecto de alumnos, aguardaba la tarea con entusiasmo, apreciando profundamente lo que representaba. Programó el curso la semana antes del comienzo del semestre de otoño, valorando las posibilidades que había mientras luchaba con los materiales y temas de esa empresa pero sentía la lógica de la gramática y pensaba que percibía cómo le salía de adentro, calando el lenguaje y respaldando el pensamiento humano. En los simples ejercicios de composición que preparó para sus alumnos advertía las potencialidades de la prosa y sus bellezas y ansiaba animar a sus alumnos en la medida de su entusiasmo.
             Pero en la primera clase que tuvo, después de las rutinas iniciales de inscripciones y planes de estudio, cuando empezó a hablar sobre su asignatura a los alumnos, se dio cuento de que su deslumbramiento se le había quedado escondido dentro. A veces, cuando hablaba a sus alumnos, era como si estuviera fuera de sí mismo y observase a un extraño hablar a un grupo reunido contra su voluntad, escuchaba su propia voz desmotivada recitando los materiales que había preparado y nada de su entusiasmo aparecía durante la charla.
             Se encontraba libre y realizado en las clases en las que era el alumno. En ellas era capaz de recapturar el sentido de descubrimiento que tuvo aquel primer día en el que Archer Sloane le había hablado en clase y él se había convertido, por un instante, en alguien diferente al que había sido. Mientras su mente se entretenía en su asignatura, mientras contra el poder de la literatura que había estudiado e intentaba entender su naturaleza, era consciente del cambio constante en su interior y, mientras era consciente de ello, salía de sí mismo y entraba en el mundo que le contenía, de manera que sabía que el poema de Milton que había leído o el ensayo de Bacon o el drama de Ben Jonson cambiaban el mundo de que eran sujetos, y lo cambiaban por su dependencia de él. Casi no hablaba en clase y sus notas raramente le satisfacían. Como sus clases para los jóvenes alumnos, que no traicionaban sus profundos conocimientos".

                                                             (de Stoner, de John Williams, )

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