miércoles, 25 de febrero de 2009

El Estado fracasa como padre

Hace pocos días el Defensor del Pueblo presentaba en el Parlamento un informe sobre los centros de menores con problemas de adaptación social. Una realidad arbitraria y desoladora. Medicación sin control, salas de aislamiento como cuchitriles, contenciones con violencia física. La pregunta es si estos centros cumplen con su misión, encauzar la vida de los menores cuando los devuelve a la sociedad.

La realidad es que cuando abandonan el centro muchos se encuentran desorientados, con un fuerte desarraigo familiar y pocas caras conocidas en el mundo exterior.
Lo ideal sería que todos pasaran por pisos tutelados, pero muchos están hartos de vivir institucionalizados y lo que quieren es salir del sistema.
Que no haya estadísticas sobre la evolución posterior de estos jóvenes que han sido tutelados por la Administración es incomprensible. Es lo que suele pasar con el trabajo de funcionarios, suele desembocar en la rutina. Así que sólo sabemos lo que sucede por opiniones aisladas.
"Unos acaban en la cárcel y muchos enganchados",cuenta Sara, que ha pasado por el sistema. Su hermano pequeño está en prisión por robo: pasó su primera infancia en centros de protección, la adolescencia en los de reforma y ha empezado la vida adulta en la cárcel.
Muchas veces, cuando tú ves el entorno en el que nace un niño ya sabes que tiene el 99% de probabilidad de pasar por el sistema de protección y de reforma penal. ¿Qué respuesta da el sistema a eso?. Puede que mi experiencia sea más negativa, dice un abogado, porque yo sólo veo aquello que se pudre. Pero yo lo que veo es que un chaval cumple 18 años y lo ponen en la calle.

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