viernes, 4 de diciembre de 2009

Por qué ya no puedo más

Esta profesora está harta,
Soy profesora de Secundaria, y quiero apoyar desde estas líneas la medida de la Comunidad de Madrid sobre la autoridad del profesor, y mostrar mi rechazo al último invento del señor ministro para acabar con el fracaso escolar: la obligatoriedad hasta los dieciocho años. Antes de que se me tache de nada, he de decir que soy votante de izquierdas. Nuevamente leo con rabia cómo sindicatos de izquierda se oponen a la primera de las medidas y apoyan la segunda. Es increíble como confundimos un mínimo de orden con autoritarismo, y me produce estupefacción que la salida al desastre educativo siga siendo la Arcadia feliz de la educación integradora.
Como creo que el señor ministro parece desconocer la realidad de muchos institutos producida por la famosa obligatoriedad hasta los dieciséis, voy a explicarle por qué estoy harta de ella.
Estoy harta de un sistema que protege a adolescentes mal educados, que nos desprecian día tras día. Estoy harta de la legión de objetores escolares, surgidos al amparo de las descabelladas leyes educativas, que en el mejor de los casos vegetan en el aula. Estoy harta de los padres, que amparados en este mismo sistema han delegado toda su labor de educar y para los que siempre seremos unos parásitos que no sabemos lo que es trabajar. Estoy harta de que los alumnos buenos sufran la filosofía de la chincheta que asola nuestro sistema educativo: al que sobresale se le aplasta. Estoy harta de una administración educativa (me da igual de qué signo) que parece premiar el escaqueo, bajo el eslogan de «no des problemas y tú tampoco los tendrás». Estoy harta de las inspecciones educativas que pasan de puntillas por los centros para contar cuántas veces aparece la palabra «competencias» en la programación. Estoy harta de la falsa progresía que ha invadido nuestros centros, y que consiste en equiparar tu opinión a la de un imberbe que probablemente no sepa ni situar Madrid en el mapa. Estoy harta de la equivocada democratización de la escuela, donde para expulsar a un gamberro que te ha rajado las ruedas del coche tienes que hacer un sumario como el de la «operación Nécora». Estoy harta de las palabras: motivación, mediación de conflictos, aprender a aprender...
No nos engañemos, señor ministro, prestigiar la enseñanza pública no significa llenarla de palmaditas en el hombro y voluntarismo, sino darnos cuenta de que la huida de las clases medias de la escuela pública en busca de orden es una auténtica tragedia para la misma.
Gema Cano Jiménez, Madrid

1 comentario:

Unknown dijo...

Esta carta está escrita con gran claridad, sabiendo muy bien lo que está ocurriendo en los centros educativos. Mi enhorabuena a esta profesora por saber escribir con tanta precisión y decir tanto en tan pocas líneas. Un saludo de Emilio, Ciudad Real. Ánimo y sigue escribiendo así. Te apoya mucha gente que te leyó en el ABC