miércoles, 23 de junio de 2010

Un sistema perverso

Los exámenes de la selectividad sirven entre otras cosas para tomar el pulso de una sociedad. Miden la salud del sistema educativo porque en ellos aparece el producto final. El resultado de tantos recursos y horas de dedicación por parte de tanta gente. Pero la selectividad mide no sólo los conocimientos y capacidades, se supone que ante todo examina la madurez de quienes quieren seguir estudiando en materias más especializadas.

No todas las comunidades autónomas tienen los mismos parámetros. En todas las materias al alumno se le presentan dos opciones. En ésta comunidad, en la que comienzo a menajarme, en historia las opciones quedan fijadas entre los nueve primeros temas para la opción A, la historia de España hasta el siglo XVIII y los nueve últimos, la opción B, para la historia contemporánea. En cada opción hay uno de los nueve temas a desarrollar con amplitud y seis preguntas cortas, que valen seis y cuatro puntos sobre diez respectivamente, todas las preguntas dentro de cada bloque, de modo que no hay necesidad de saberse toda la historia de España, con la mitad basta. Los alumnos podrían prepararse un sólo bloque de temas. Es lo que muchos hacen . Lo que es más grave es que algunos centros, o profesores, hagan lo mismo, que se dediquen durante todo el curso escolar a preparar una sola de las dos opciones. Y curiosamente los temas que preparan no son los de la historia contemporánea. Eso se ve, al corregir, en muchos exámenes; el detalle en que están respondido el tema, con desarrollos que no aparecen en los libros de texto, que se han visto en clase con amplitud gracias al tiempo de que se ha dispuesto al desdeñar la mitad del temario.

Es un sistema perverso porque no se prepara al alumno para que entienda y sepa de la historia de España, sino para que apruebe la selectividad. Exámenes memorísticos, con relaciones de reyes, fechas, batallas -todo eso que se olvida a los pocos días de hacer el examen-, pero sin visión de conjunto y con muchas referencias a la historia local o provincial, pero sin entender los grandes flujos de la historia y sus significados y consecuencias. Este sistema tan perverso responde a una mentalidad conservadora que pide resultados, eficiencia -no es extraño que luego en las pruebas generales de diagnóstico y evaluación estas comunidades salgan mejor paradas que otras- pero que no prepara a individuos autónomos reflexivos, críticos, capaces de tomar decisiones responsables por su cuenta.

2 comentarios:

Unknown dijo...

http://www.terceracultura.net/tc/?p=2110

Toni Santillán dijo...

Gracias por el enlace.