jueves, 18 de diciembre de 2008

La experiencia de un alumno Erasmus

Este alumno Erasmus compara la universidad española con su experiencia europea, se interroga sobre la secundaria y sobre el plan Bolonia.
Mis experiencias como alumno Erasmus en la Universidad Nacional de Irlanda. Todos los alumnos, con excepción de los euromediterráneos, cursaban dos carreras a la vez. me llamó la atención que no hubiera ninguna asignatura que explicara los rudimentos e instrumentos de la profesión, y que tampoco hubiese ninguna que tratara de un periodo histórico más o menos largo, al estilo de Historia Medieval Universal que se da en las universidades españolas. Todas las asignaturas trataban de periodos concretos, o de problemas históricos que tenían alguna relación con el presente, por muy alejados en el tiempo que estuvieran.

La docencia de las asignaturas tenía varias partes: dos horas de clase magistral a la semana; un seminario de número reducido con el profesor, una vez cada dos semanas, en el que se discutía un problema concreto de la asignatura, se trabajaba sobre un documento, libro o problema histórico al uso; el resto del tiempo asignado a la asignatura según el plan de estudios debía llenarlo el alumno por su cuenta estudiando la bibliografía recomendada y preparando dos ensayos, cuyos temas podían ser de su elección o previamente propuestos por el profesor. Todo terminaba en un examen final en el que se daba a elegir al alumno entre varios problemas históricos concernientes a la asignatura. Nunca se pedía redactar un tema, sino profundizar y dar argumentos propios o ajenos (pero necesariamente buscados individualmente por el alumno) para poder aspirar a aprobar el examen.

¿Dónde habían aprendido los universitarios irlandeses y de otros países noreuropeos a investigar por sí mismos y a utilizar las herramientas de investigación, comunes a muchas carreras de letras? No había sido en su primera año de universidad, ni en el segundo. No había asignaturas en el plan de estudios que cubrieran esos temas imprescindibles. Necesariamente lo tuvieron que aprender en secundaria. No me extraña que el plan Bolonia no guste a los alumnos españoles de hoy. Es mucho más cómoda la educación napoleónica a la que estamos acostumbrados. La que no requiere demasiado esfuerzo, la que no requiere poner en marcha las neuronas y dar rienda suelta a la curiosidad y el empirismo.
El plan Bolonia será un fracaso si no se reforma la primaria y la secundaria. Los primeros años de este plan van a ser traumáticos.

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