Un informe distribuido el mes pasado en unas 30 escuelas del Estado de Queensland (Australia) sugiere que no es aconsejable que los maestros y profesores corrijan a sus alumnos en rojo porque es un color demasiado agresivo que podría dañar la psique de los jóvenes.
Los profesores deben velar por crear un ambiente escolar que permita el bienestar psicológico y emocional de los adolescentes. Según algunos grupos australianos el 14% de niños y adolescentes sufre algún tipo de trastorno. El más común es la depresión.
Se aconseja también pedir disculpas a los estudiantes cuando sea necesario, potenciar sus puntos fuertes más que sus debilidades y estructurar el tiempo de docencia de manera que sea posible hacer tutorías personalizadas a diario.
El Ministro de Salud, Stephen Robertson, cuyo departamento ha supervisado la redacción del informe, ha apoyado las sugerencias en el hecho de que el suicidio juvenil es un problema mayúsculo.
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