Esta profesora sueca, Inger Enkvist, professora de pedagogia de la Universitat de Lund, intervino en la comisión de educación del Parlament de Cataluña, dijo cosas sensatas, hizo una crítica razonada del proyecto de ley, les dijo qué era lo importante en educación, qué había que hacer para alcanzar calidad -tomar en cuenta el informe Pisa, atender a los inmigrantes, velar por la seguridad de los alumnos, crear las condiciones básicas-, pero los parlamentarios catalanes que han redactado la nueva Ley de Educación Catalana (LEC) no le hicieron el mínimo caso. Dos cosas sorprendentes les dijo, una ley de educación debe estar dirigida a los alumnos, no a los adultos -parece algo obvio, pero nuestros parlamentarios tienen en la cabeza diseños más importantes- y debe reconocer el papel de los profesores, que son el elemento clave para conseguir la calidad -otra obviedad-, pues bien dice Enkvist, esta ley está dirigida a los adultos, a su control, no estimula a los profesores y el remate, que valora en su justa medida esta cosa llamada la LEC- no se ve por ningún lado el estusiasmo por la calidad de la educación que debería impregnar a los que se ocupan del futuro de sus ciudadanos. Es una ley que nace muerta, aunque para desgracia nuestra dure muchos años, porque los parlamentarios se han manejado con ideas prefijadas y no han ido a mancharse las manos con la realidad.
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