Todo ello gracias al uso generalizado del teléfono móvil y al auge de las redes sociales del tipo Facebook. Aunque de momento son casos muy localizados, porque el 94,6% de los profes dice que nunca han recibido amenazas y sólo un 4,8 afirma que a veces, un 0,5% a menudo y un 0,1%, mucho.
La circulación de imágenes por Internet supone sacar a la luz el tema de la violencia. Antes quedaba dentro de las aulas escondido, tapado y negado. Ahora no se le puede dar la espalda, porque lo estamos viendo.
Para los padres e incluso para los compañeros de claustro, un profesor maltratado es un profesor incompetente: a ti te demandan, pues a mí no, piensan.
Los docentes se ven encerrados en un aula donde la indisciplina campa a sus anchas, culpados de no ser capaces de controlar una situación y bajo un principio de negación institucional de la violencia.
Y a estas alturas de curso el profesor es como un clip, que a fuerza de haber sido maleado durante todo el año, está a punto de romperse. Araceli Oñate, psicóloga.
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