martes, 7 de julio de 2009

El modelo sueco, competencia entre escuelas

Quizá no era en Finlandia donde debíamos buscar el modelo. Suecia parece más cercana.
El modelo sueco ofrece la competencia entre escuelas, públicas y privadas, en la búsqueda de una educación universal y equitativa. Primero quiere deshacerse de la figura del profesor-funcionario, en busca de la flexibilidad y la competición interna dentro de la escuela pública. Y en segundo lugar, con los cheques escolares busca incrementar la competición externa.
El Gobierno paga la misma cantidad por alumno a cada escuela -pública o privada- que cumpla unos criterios básicos de calidad. Los padres puedan elegir la mejor escuela posible para sus hijos. A cambio las escuelas privadas que acepten este sistema no pueden pedir dinero a los padres y no pueden discriminar en función de habilidad o de origen étnico.
A pesar de los múltiples problemas que se derivan de llevar a cabo un objetivo muy de izquierdas -una educación que dé oportunidades a todos, ricos o pobres- con un medio muy de derechas -el mercado-, el éxito de este modelo empieza a ser evidente. Primero, los estudios demuestran que la competición entre escuelas públicas y privadas por una misma financiación pública lleva a mejores resultados educativos. Segundo, la mayoría de partidos nórdicos, incluso los inicialmente reticentes, lo apoyan. En palabras del ex ministro de Educación sueco Per Unckel, hay consenso en que "la educación es demasiado importante como para dejarla en manos de un solo productor". Si a un niño le toca una mala escuela pública al haber nacido en el barrio erróneo, el Estado tiene la obligación de ofrecerle alternativas, ya sean públicas o privadas.

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