Le preguntan a Vampirella y Vampirella responde.
“¿Tiene que haber educación sexual en las escuelas? ¿No es algo que debemos aprender en
casa?”.
Es bueno hablar de sexo en la escuela. Lo malo es no hablar, o hacerlo negativamente. Al parecer, en aquellos países en los que la educación sexual se suele impartir en las escuelas, la mayoría de los jóvenes adquieren —además de información— responsabilidad, son más respetuosos con los demás, están más preparados, hay menos embarazos no deseados y más protección ante las enfermedades de transmisión sexual. El sistema educativo se debe tomar en serio la educación sexual, pero no hay que olvidar el papel importantísimo del ambiente que nos rodea. En muchas familias y ciertos ambientes, el sexo sigue siendo un tabú, y, al final, muchos jóvenes tan sólo tienen a su disposición algún programa de radio, Internet (con páginas muy buenas, aunque también con pornografía) o artículos en revistas. (EL País, 18.12.2009).
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