miércoles, 2 de junio de 2010

La Educación en Cinco palabras

Este es el estado actual de la cuestión educativa, en cinco palabras: Trinomio, Disruptivo, IPAD, Inconformismo y Reconocimiento. 

Cinco palabras que adquieren sentido en un contexto. Así que busquemos contextos. 

1. Disruptivo refleja una inquietud. Es una palabreja que importaron del inglés en los noventa los psicopedagogos, en su afición por el eufemismo, es decir, para ocultar la realidad. Podríamos traducir disruptivo por perturbador. El miedo del profe ante la clase, antes los alumnos nuevos, sobre todo a comienzos de curso. ¿Cuántos alumnos disruptivos tendré en clase? Claro que también los alumnos podrían hablar de profes disruptivos. Ese es un asunto no resuelto.

2. El ideal educativo es que el Trinomio funcione. La Educación no funciona sin la suma de estos tres términos: padres, profesores y alumnos.

A los padres algo angustiados últimamente les resulta difícil encontrar el equilibrio. ¿Cómo dejar a los hijos a su aire, pero sin perderles de vista? Equilibrio, esa es la cuestión.

Los Profes, ¿qué puedo decir yo de ellos sin que tenga que hablar de mí mismo? Profes y corporativismo, he aquí un binomio que siempre resta. Médicos y corporativismo, políticos y corporativismo, controladores y corporativismo, recogedores de pelotas del Barça y corporativismo. Siempre tirando balones fuera. Así que no soy el más capacitado para juzgar. ¿Y qué decir de los alumnos? Ahora voy con ellos.

3. IPAD. ¡El IPAD es el objeto de deso! Es lo que me gustaría ver en clase. Imaginad una clase sin libros, ni cuadernos, ni lápices, ni bolis. Tan sólo un macutillo con el IPAD dentro. Si la crisis nos lo permite, dentro de poco, todos iremos armados con el artilugio. ¡No hagáis mucho caso de los que maldicen de la tecnología, son unos inadaptados o unos envidiosos!

4. Inconformismo, es lo que los alumnos necesitan. Esta es la generación de la crisis. Cuando salga de la Universidad o de la Formación Profesional el camino estará un poco más despejado que ahora. Para entonces, la vieja clase política, empresarial y periodística habrá pasado a mejor vida. Eso espero. Los actuales alumnos van a ocupar su lugar. No han de temer a la crisis, porque va a ser una grandísima oportunidad. Espero que hinquen los codos, se preparen, y se hagan valer allí donde les toque trabajar o dirigir. Que no permitan que alguien que valga menos que ellos les pase por delante. Sin igualdad de oportunidades no hay democracia. Ese es el lema de este tiempo, sin igualdad de oportunidades no hay democracia. El país depende de los actuales estudiantes.

5. Y por último, Reconocimiento. Muchos profesores se están dejando la piel lidiando con una generación difícil, en una sociedad en velocísimo cambio, luchando con armas viejas, cargando sobre sus espaldas el fracaso escolar y el social. Alguna vez, alguien, alguna autoridad debería reconocerles, en vez de echarles a los pies de los caballos, culpándoles de todo, llamándoles vagos, rebajando su magro salario porque lo tienen bien merecido.

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