Las matemáticas siempre han tenido mala prensa, un hueso duro para los estudiantes. Sin embargo, las matemáticas son como la poesía cosa de mentes jóvenes; la brillantez se asocia a cerebros en construcción, poco polucionados. A nivel internacional los matemáticos españoles han escalado puestos, pero el problema acuciante es que no hay relevo. La falta de matemáticos empieza a notarse en las clases:
"La edad media de los profesores en los departamentos de matemáticas de las universidades españolas supera los 50 y no hay apenas vías para que entre gente joven. Las matemáticas españolas corren el gran riesgo de perder a jóvenes muy brillantes".
Tampoco se ofrecen muchas plazas institucionales para estos profesionales.
"Ahora, en los departamentos de matemáticas de las universidades españolas prácticamente no salen plazas. Y los puestos temporales que podrían ser vistos como la puerta de entrada al sistema, como los contratos Ramón y Cajal y Juan de la Cierva, también son escasísimos -una veintena anual entre las dos modalidades-.
Las plazas en las universidades se asignan únicamente en función de la carga lectiva, esto es, del número de estudiantes matriculados. Como en la última década se ha producido un descenso del número de estudiantes de ciencias, y en concreto de matemáticas -en los últimos dos años ha habido un repunte importante, pero el bajón no se ha remontado-.
"El resultado es que, cuando se jubila un profesor de matemáticas, no se le sustituye porque no hace falta cubrir sus horas".
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