«Pagaría por trabajar. No imagino vida más interesante que esta».
No todos pueden decir los mismo. Quizá debería haber estudiado un poco de sociología además de física. Es una cuestión de oportunidades: los dones que la naturaleza reparte aleatoriamente; el lugar donde se nace; las ayudas que se reciben; la posibilidad de escoger lo que se quiere estudiar y las oportunidades de trabajo. Sin embargo, es interesante lo que dice:
Tengo la suerte de trabajar en la ciencia y puedo elegir los problemas a los que enfrentarme, así que elijo cosas que me interesen a mí y a mis alumnos. No puedo imaginarme una forma más interesante de vivir.
Para ser un buen científico hace falta disfrutar y comprender la naturaleza, ser curioso y obsesionarse con resolver problemas sin solución, y para eso hace falta pasión, como le hace falta a un artista.
Sí, sí, me fascinaban las ciencias [de niño], comprender el mundo y las cosas que ni los adultos entendían. Jugaba a hacer experimentos químicos hasta que una mezcla me estalló en la cara y me hizo perder audición. Entonces, la física me pareció algo más segura.
La gente me pregunta para qué seguir si ya lo tengo y le digo que no trabajo para ganar premios, sino porque me interesa y es un desafío.
¡Ya ve lo que gana un profesor! Pero es que yo hasta pagaría por usar el laboratorio.
Theodor W. Hänsch (Heidelberg, 1941) compartió en 2005 el Nobel de Física con John L. Hall por contribuir a mejorar la espectroscopia, haciendo que el láser midiera con precisión la frecuencia de la luz. De la medicina a las telecomunicaciones (películas holográficas), industria o ciencias aplicadas han sido revolucionadas por sus hallazgos.
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