miércoles, 3 de diciembre de 2008

Esta carta ahonda en la vergüenza de la universidad española

No sólo asusta la magnitud de la crisis económica que estamos viviendo, tanto o más lo hace la triste perspectiva a la que estamos abocados: cómo recuperar un país con un sistema educativo como el que tenemos, sin un plan riguroso para enderezarlo, sin tener claras las prioridades. ¿Cómo podremos competir con otras economías, tener gente formada para salir de la crisis, para generar nuevas posibilidades?

Esta carta a El País ahonda en la vergüenza de la universidad española.
¿No es hora de recomendar a los chavales que hagan un buen ciclo profesional en vez de apuntarse a una carrera universitaria que ni les va a formar ni les va a resolver la vida?

Leí con gran interés el artículo de Joan Subirats, con su propuesta de establecer un ranking de universidades (¿Clasificar universidades?), EL PAÍS, edición de Cataluña, 27 de noviembre). No hace falta: las universidades públicas españolas ya están clasificadas, y la clasificación corresponde más o menos a cuarta división regional.
Soy de Estados Unidos. Me licencié en Columbia University y me doctoré en Harvard University. He pasado temporadas como profesor del Departamento de Humanidades de la Universitat Pompeu Fabra y del Departamento de Filología Inglesa de la Autònoma. En ambos sitios estaba asombrado por el nivel bajísimo -tanto en investigación como en docencia- de la gran mayoría de profesores (incluso titulares y catedráticos). La razón era obvia: aquí en España, los profesores ganan sus plazas con conexiones y no con méritos. Y todo el mundo lo sabe.
No veo nada malo en las sugerencias del profesor Subirats. Pero ya se han propuesto una infinidad de soluciones al problema de la mediocridad de la Universidad española y hasta que se elimine la enchufocracia, todas esas soluciones serán inútiles.
Que los estudiantes lo tengan en cuenta para su próxima manifestación.
WILLIAM COLE - Sitges, Barcelona - 02/12/2008

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