miércoles, 27 de mayo de 2009

La receta de Finlandia

Un par de cartas más

¿Solución o dificultad añadida?
Como profesora de secundaria quiero dejar mi modesta reflexión acerca del anuncio de Zapatero: ordenadores para los alumnos.
No tengo ninguna duda de que la enseñanza está muy necesitada de un impulso renovador, pero dudo de que esta medida sea la solución. Los problemas deben comenzar a resolverse desde la base y creo que el mayor handicap del maestro de hoy es el número de alumnos por aula. Los alumnos de hoy no son como los de antes, ni por supuesto deberían serlo. Pero sí requieren otro tipo de atención porque son más despiertos, vivaces, se encuentran muy dispersos, les cuesta centrarse en el estudio y no tienen la cultura del esfuerzo, todo ello fruto de la sociedad en la que se encuentran inmersos.
Por estos motivos es imposible que el maestro pueda atender de forma personalizada a 25 o 30 alumnos de estas características. Me imagino al alumno conectado a Internet durante la clase; si ahora tiene el Tuenti en la mente, en adelante lo tendrá siempre en pantalla; y el profesor, sin posibilidad ni autoridad para controlar. Y paradojas de la vida, mientras tanto, miles de titulados en paro. ¡Qué derroche de país!, ¿es esto coherente.


ISABEL GÓMEZ ALONSO 20/05/2009
Receta mágica
¿Cuál es la receta de Finlandia, el país que mejores notas saca en el famoso Informe PISA? La enseñanza individualizada: trabajar con cada niño aquello que necesita en función de sus capacidades. ¿Y cómo se puede lograr? Bajando la ratio profesor-alumno. Ésa es la receta mágica. Con 10 o 15 alumnos por clase, un profesor puede adaptarse a lo que el alumno demanda, detecta sus altibajos emocionales, sus problemas, sus dificultades, sus habilidades... Se puede controlar la disciplina y fomentar la cultura del esfuerzo de manera mucho más eficaz. Eso no se puede hacer con 30 o 35 alumnos.
Es así de simple. En primer lugar porque hace falta gastar dinero: más profesores, más instalaciones. En segundo lugar: porque los resultados no se verían antes de las próximas elecciones, y ¿quién se va a gastar el dinero en algo que no le va a reportar un beneficio electoral a corto plazo..? No hacen falta tantas "competencias básicas" ni un portátil por alumno ni días de clase. Pero, parece que a nadie se le ocurre, o que a nadie le importa.
SUSANA CENDÓN, (Profesora de Filosofía de Enseñanza Secundaria.) - Las Palmas de Gran Canaria - 19/05/2009 

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