lunes, 21 de septiembre de 2009

Malditos bastardos

De la colusión entre padres e hijos, esa nefasta coalición antieducativa, contra los profesores tuve un ejemplo más el pasado sábado cuando me disponía a ver la última película de Tarantino. En la fila delantera había una pandilla de hombrecitos de 13 o 14 años que si los dueños del cine siguiesen las calificaciones cinematográficas no tendrían que haber estado allí. Entre montañas de palomitas, una pringosa gama de dulces y una forma de vestir que delataba su falta de necesidad se vanagloriaban de sus hazañas en el colegio. Las burlas tenían que ver con sus profesores, en especial con sus profesoras.
- Hija puta, se lo voy a decir a mi padre.
Eso le había respondido uno de ellos a una profesora que le había castigado de cara a la pared.
-Ha sido el mejor de todos los años de mi vida, cantaba otro mocoso.
Cuánto compadezco a esos profesores y profesoras de colegios privados, acosados por los alumnos, desautorizados por los padres y ninguneados por las direcciones que anteponen la necesidad de mantener el número de matriculados a la disciplina y la salud del personal.

La película de Tarantino es una comedia gamberra, género que no están en condiciones de comprender esos gamberritos del patio de butacas, más bien al contrario, están en condiciones de malinterpretar.
Hace años, en esta ciudad donde ahora resido se crearon las JONS, uno de los grupos que confluyó en la Falange prefranquista y se formó con jóvenes parecidos a estos, aunque las circunstancias sociales y políticas, claro está, eran muy diferentes.

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