Hasta el propio rey lo dice,
Los profesores deben tener el máximo apoyo como protagonistas insustituibles de la enseñanza, por lo que hay que reconocer, reforzar y prestigiar su figura. Garantizar su adecuada formación, fomentar su carrera profesional y su renovado papel en el sistema educativo del siglo XXI.
No habla de devolverles la autoridad, sino de rodearles de afecto y prestigio. Un discurso impecable, que no he oído a ningún político y que se asemeja al que los presidentes de EE UU suelen dirigen a la comunidad educativa de su país en el comienzo del curso escolar.
La educación adquiere un valor extraordinario en tiempos de crisis, cuando se convierte en un instrumento imprescindible para retomar la senda del crecimiento, la creación de empleo e impulsar nuestra prosperidad.
Todo un programa digno de figurar en los proyectos de los grandes partidos. Y a los escolares les dijo algo que hasta ahora era difícil de oír, anatema para la tribu de los psicopedagogos:
Para abrirse camino en la vida, se requiere mucho esfuerzo, tesón y sacrificio personal.
Sabias palabras las de este rey, que no por ello me harán menos republicano. El rey, esa figura que como un fantasma blanco persigue de noche el conspicuo presidente de Bolivia, Evo morales, mientras de día se queja de los despojos y saqueos de la conquista.
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