viernes, 27 de noviembre de 2009

Las palabras pueden curar

Elvira Lindo, en otro gran artículo, en plena madurez como escritora y como persona, trata un tema difícil. Su comienzo es genial: Las palabras pueden curar. Los abusos y violaciones en el seno de la familia. Un asunto que a veces intuimos los educadores, que no sabemos cómo enfrentar, ante el que nos encontramos inermes.
Aquí la historia resumida.
Hace unos años una lectora se puso en contacto conmigo con la intención de contarme su historia. Ella había leído una novela mía en la que aparece una criatura de la que su abuelo abusa mientras la madre está en el trabajo. Quedamos en un café. Fui con la sensación de que no debía haber ido. No es prudente entrar a saco en el corazón de un desconocido. Nunca se sabe. Allí estaba. Era, es, una mujer guapa, con una sensualidad voluntariamente borrada, una sonrisa dulce y una mirada dura. Como suelo hacer cuando una situación me desconcierta hablé compulsivamente de asuntos triviales. Pasó una hora sin que dijéramos nada importante, salimos del bar, y me propuso llevarme a casa. Allí, en el interior del coche, me contó esa historia que jamás había sido contada. La historia que su madre fingía desconocer y su familia prefería ignorar. Fue desde los cinco años hasta los quince. Diez años de terror resumidos en media hora. Yo me preguntaba por qué me había convertido en la depositaria de aquel secreto. No era la clásica historia de una familia lumpen y no se trataba de un maltratador de mujeres: nuestro hombre era un profesional y se dedicaba exclusivamente a violar a sus dos niñas.

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