viernes, 15 de octubre de 2010

¿Evaluar al profesor?

Esto sucedió en EE UU.
Michelle Rhee llegó en 2006 al Ayuntamiento de Washington para ocuparse del área de educación, de las 168 escuelas públicas de la ciudad, no se anduvo con reparos. Creó un sistema de evaluación de profesores, de acuerdo con los resultados de unos exámenes estandarizados de los alumnos. Clasificó a los docentes según esos resultados y, sin titubeos, despidió a 241. En la última tanda, la pasada primavera, se deshizo del 5% del personal docente de los centros públicos de la capital de EE UU. A otros 737 profesores y administrativos les dijo que sus resultados eran extremadamente pobres y les dio un año para mejorar. Ordenó el cierre, además, de 21 escuelas.
¿Podría suceder en España? ¿Se puede medir el trabajo de los docentes? ¿Puede discriminarse a los docentes en funcón de su rendimiento? Distintos países lo han intentado, en genral con sonoros fracasos como consecuencia de la oposición de los sindicatos de maestros.
Los sindicatos españoles podrían estar de acuerdo en la evaluación de los docentes, a condición de no vincularla a los resultados de los alumnos y de que las evaluaciones negativas no tengan efecto en las condiciones de trabajo. ¿Qué sentido tendría entonces la evaluación?
"Si estamos de acuerdo en que la profesión de docente es la más importante en la sociedad del conocimiento, se debe reclamar este reconocimiento, es decir, pagar y tratar en consecuencia, pero también se ha de asumir la responsabilidad de que las cosas puedan ir mal". Juan Manuel Moreno, especialista en educación del Banco Mundial.

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