miércoles, 25 de noviembre de 2009

La motivación es la clave I

Andreas Schleicher (Hamburgo, Alemania, 1964) es uno de los responsables de los informes Pisa y Talis. El primero, con tres ediciones ya, compara las capacidades de los alumnos de más de medio centenar de países. El segundo examina la situación a los profesores de 23 estados. Le hacen un entrevista y todo lo que dice, desde mi punto de vista, va a misa.
Los profesores necesitan autoridad, es cierto, pero esa autoridad vendrá del compromiso asumido de todos, no de forma automática, como resultado de leyes ni de normas. En el pasado era fácil: la escuela no tenía ningún otro competidor a la hora de impartir y regentar el conocimiento. Ahora hay muchos otros medios para aprender. Hay que conseguir que la escuela sea atractiva para los profesores y los alumnos. Motivar a ambos. A base de individualizar.

Con más alumnos todo es más difícil, pero eso no es la clave. En Italia, por ejemplo, las clases tienen menos alumnos que en Finlandia, que funciona mejor. La clave está en otro sitio. En apoyar a los profesores para que éstos desplieguen sus capacidades. ¿Cómo estimulas a los profesores? Desde luego, no estando 25 años en la misma clase, con el mismo método. La clave es atraer a los mejores para que sean profesores. Y retenerlos en la escuela. ¿Cómo se hace eso?


Los salarios en España están bien. Se trata más de crear un buen ambiente. Y eso se consigue, entre otras cosas, dándoles más libertad profesional para elegir sus propios métodos. Esto no es una factoría, cada profesor es diferente, cada alumno, también. A un profesor no tienes que decirle lo que tiene que enseñar, sino mostrarle de lo que son capaces sus alumnos. Además, tiene que haber intercambios entre profesores. Ahora mismo, si hay un gran profesor en una escuela, nadie lo sabe. En Finlandia, mucha gente quiere ser profesor, y no por el salario, sino por otra cosa.

Porque se trabaja en un ambiente en el que aprendes, en el que te desarrollas. Se les dice: queremos los mejores alumnos. Tú decides. Tú investigas, conoce a otros profesores, comparte experiencias, habla con ellos, discute. Así se consigue respeto a los profesores. Y en España hay muy buenos profesores y muy buenas escuelas. La cuestión es conseguir que todas sean tan buenas como ésas. Y la diferencia no reside en escuelas privadas o públicas, sino en la motivación de unos y otros: profesores y alumnos.

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