Salvo los mismos pedagogos y titulados afines, me parece que no hay gremio asociado a la enseñanza en cualquiera de sus escalones que no acumule muy serios reparos contra el despotismo (tan poco ilustrado) de la pedagogía instalada entre nosotros durante los últimos 30 años. A decir verdad, no conozco a nadie que no comparta las críticas de sus dictámenes o, entre sus partidarios, a alguien que sea al menos capaz de replicar estas críticas con cierto fundamento. Y, sin embargo, estos juicios denegatorios por regla general eluden el pronunciamiento público y con él un debate que podría aclarar las cosas. De manera que prosigue boyante el blablablá didáctico, la jerga curricular, la pedantería de las "habilidades" y demás técnicas del vacío. Hace ya algún tiempo que esa marea alcanzó también a la Universidad a la hora de dictar métodos, evaluar méritos y medir rendimientos. Aliada con el proceso de Bolonia, pronto se harán notar aquí sus estragos.
viernes, 19 de noviembre de 2010
No habla quien tiene peso
En el medio educativo sabemos cuáles son los problemas, lo venimos discutiendo desde hace muchos años, cada día hablamos de ello. Fuera de las aulas o de los claustros nadie nos hace caso, no tenemos autoridad para que nuestras quejas o propuestas se debatan en el ágora, peor que eso, todos los dedos índices nos apuntan como culpables del desastre. Y sin embargo,
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