Dice una investigadora: "No se trata solo de la utilización de computadoras en las aulas, sino también del papel de otros elementos, como el teléfono móvil, del que disponen muchos chicos en las aulas, y que permite, por ejemplo, grabar parte de una clase".
DE acuerdo, el teléfono móvil permite grabar parte de una clase, y qué. ¿Qué tiene eso que ver con la definición del aula como espacio tecnológico, como pomposamente afirma en su Aprender y enseñar en la cultura digital, la investigadora Inés Dussel?
La proliferación de las computadoras y otros artefactos tecnológicos usados de manera permanente en las aulas ha cambiado, y va a cambiar, la definición del aula como espacio pedagógico. La enseñanza frontal, simultánea y homogénea es incompatible con esa nueva estructura y va a exigir a los profesores el desarrollo de una metodología mucho más flexible y hacer todavía más necesaria la atención individualizada de los alumnos.¿Han descubierto algo mejor que un maestro mostrando, enseñando, guiando a un muchacho que comienza a parender? ¿Es que el descubrimiento de la tiza eleminó la función del maestro?
Más obviedades. Álvaro Marchesi, con toda su pompa de secretario general de la Organización de Estados Iberoamericanos (OEA), enumera los retos de la educación que gracias a las nuevas tecnologías están al alcance de la mano: mejorar el aprendizaje, reducir la desigualdad y conectar la educación con la realidad y la cultura de cada país.
¿En qué se diferencian esos objetivos de lo que hasta ahora se ha venido haciendo? Menos mal que un profesor norteamericano, vino a poner algo de cordura en la reunión, un Foro Latinoamericano de Educación:
Nicholas Burbules: es importante comprender que la enseñanza no es una técnica ni la educación algo puramente instrumental. La enseñanza se produce gracias a una relación entre quien enseña y quien aprende, una relación recíproca. Enseñar es crear condiciones, métodos y posibilidades de aprendizaje.
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